5/12/14

UN PARTIDO DIFERENTE...

La verdad es que uno empieza a estar sorprendido y abrumado ante determinadas posturas y más tras las últimas primarias que eligieron al último secretario general del Psoe. No me sorprendió la elección , me fueron sorprendiendo el número de avales que eran necesarios en las distintas agrupaciones para las futuras elecciones locales por lo bajo de los mismos lo que me daba una idea del grado de afiliación que ahora mismo tiene el Partido Socialista y me hice una idea de cómo estaba el panorama.
Ese afán de regeneración interna para intentar ganar credibilidad tal como está organizado este partido no creo que lleve a ningún sitio cuando es el propio comportamiento el que hay que regenerar y es de lo que me gustaría emitir una humilde opinión.
Estoy de acuerdo en que los tiempos han cambiado pero empiezo a estar perplejo del análisis que hacen algunos de la transición y de la postura de muchos afiliados ante la aparición de Podemos porque quizá nos estemos equivocando y sería bueno reflexionar.
Cuando el Psoe sale de la clandestinidad y se presenta a las elecciones de 1977 a 1979, incluidas las Municipales de ese año, su programa era bastante más radical que ninguno de los que hoy se ofrecen y los resultados no fueron ni mucho menos parecidos a la representación que ahora mismo tiene el Psoe tanto a nivel nacional como local.
La consecución de un Estado del Bienestar con Educación y Sanidad universales no eran sino un logro más en la escalada del Partido a un Estado de economía social acusada, capaz de garantizar un avance económico a los trabajadores sin precedentes con servicios básicos estatalizados (promovíamos hasta la nacionalización de las redes de alta tensión), sector de banca pública y acceso al crédito y control de precios de lo básico. Eramos un partido predominantemente de trabajadores y con un análisis marxista bastante acusado en nuestro concepto del mundo y de la economía.
Fue a partir de la dimisión de Felipe en el congreso de mayo de 1979 cuando las cosas empezaron a cambiar, pero eso es otra historia.
Para mí lo importante era el concepto de partido y las características del mismo en cuanto a nuestro comportamiento como militantes. Y la verdad es que se fue incorporando mucha gente que mantenía ese espíritu de “compañero” donde delegabas decisiones con total confianza porque nos conocíamos esa forma de ser que lleva un socialista encima, de generosidad, entrega y proselitismo convenciendo con la razón y la coherencia en el comportamiento en el trabajo, en la profesión y lógicamente, en el cargo que nos representara. Incluso tras el enfrentamiento interno que supuso la huelga general de 1988 y que cambió poco la línea socialdemócrata del partido tras la incorporación a la UE…no se perdió la coherencia interna.
Fue tras el final de ciclo de nuestra generación, con la derrota de Almunia y la elección de Zapatero cuando las cosas empezaron a cambiar. Para mí que había un salto generacional cualitativo que de alguna forma quebraba una línea de comportamiento bastante austera pero confías en los compañeros y te callas…
En la foto de marzo de 2003 estoy con la Secretaria General del PSOE de Buenos aires a la que llevé el censo de riojanos en la Argentina de cara a las elecciones autonómicas y municipales de ese año y ella fue la primera que me habó de los chicos de Zapatero a los que no entendía y que no le parecían los socialistas de siempre…cambiamos impresiones y le pedí un margen de confianza. Me equivoqué. Llegaron para quedarse y vivir del partido …a costa de lo que fuese y sin más ideología que perpetuarse en el cargo derrota tras derrota electoral y con la misma ideología que Zapatero trajo: apenas ninguna que nos reconociese como socialistas.
Y sucedió lo inimaginable en una organización que se caracterizaba por su afán transformador de la sociedad, generosidad y desapego al cargo.
Cuando Teresa Villuendas me presentó a Sufrategui me pareció una opción válida y la apoyamos muchos compañeros, los suficientes como para tener una importante presencia en el Congreso en el que “nuevas normas” apenas dieron dos turnos de palabra al candidato y a Maria Antonia Sanfelipe en un mangoneo y engaño a la militancia sin precedentes con la maledicencia de fondo a unos afiliados que a la mayoría no nos conocían por muchos motivos, entre otros, nuestro disciplinado silencio de casi diez años …
Ya el colmo fue la captación de avales para las primarias a candidato a la Comunidad, donde el copo y el uso y abuso de los medios del partido para dejar sin avales a un candidato nuevo, incluso con la duplicidad de avales que mucha gente firmó de buena fe sirvieron para frenar un proceso que al terminar la legislatura demostraría que el que ejerció de verdugo iba a ser la nueva víctima…
Ese ya no era el Partido Socialista. Yo, por lo menos no lo reconocía y las consecuencias no se hicieron esperar. Primero fue María Antonia en Calahorra donde se la ninguneó hasta hacerla tirar la toalla…y tras ella uno a uno muchos fueron alejándose si no hacías un acto de sumisión a nuestros órganos de dirección que repartían los cargos a su antojo y quitaban gente válida para poner su gente de confianza…
El Congreso donde salió elegido el actual Secretario de Organización Federal fue una prueba más de lo que es coaccionar para que alguna delegación cambiase el voto…
El penúltimo fue la defenestración del Comité Local de Logroño buscando la cabeza de Inmaculada Ortega porque en las urnas locales era imposible ganarle a una mujer con historia, dedicación y entrega al Partido. Tras la derrota de Javier Bañares (asqueado del comportamiento de parte del partido y de las juventudes), Eva Loza ha podido comprobar, no ya que es difícil hacer prevalecer la valía propia, enfrentándose al candidato oficial (no se sabe muy bien de quién)…sino que el aparato existe.
Todo esto que ha devenido en un partido maltrecho, con la menor afiliación y representación de su Historia democrática, sólo ha servido para ocultar que sólo quedan las siglas de una falta de ideología, coherencia y líneas de acción propias de los socialistas que eran muy identificables y que ya la gente no ve por ningún sitio hasta el punto de no atisbar diferencias con la derecha, tras el cambio de la Constitución y la Reforma Laboral por parte de nuestro representantes, en nombre de la voluntad de no se sabe muy bien de quién porque al Partido no se le consultó apenas nada y, sinceramente, a estas altura dudo que dé respuesta a los retos que nuestro pueblo tiene delante ante los brutales recortes de sus derechos que ha impuesto una derecha feroz y corrupta como tampoco habíamos conocido desde Franco.
Para ganar credibilidad en la calle primero deberíamos afrontar una regeneración interna todos, con gente integradora, abierta al pueblo que nos está padeciendo y con los principios socialistas de que la igualdad no es una palabra sino una forma de ser, dando el primero , recibiendo nunca y no dejando nadie fuera.