Quienes hayan leído La Naúsea de Sastre, entenderán mejor lo que a uno le sucede en ocasiones que son tan malditamente históricas como la Historia Negra de este país, estado, reino o como nos salga llamarlo. Expresa muy bien una sensación.
El lunes 23 de febrero de 1981 a las seis y media de la tarde estaba tomando un café con José Mari De Miguel en Las Cañas, cafetería muy famosa entonces y luego sustituida por un fracasado McDonald’s en la entrada de la calle Calvo Sotelo cuando vimos aparecer por la puerta, nerviosa y agitada, a mi mujer con la noticia radiofónica:”la guardia civil ha asaltado el Congreso”. Nos miramos, incrédulos; y salimos disparados para la farmacia donde oímos la confirmación en forma de ráfagas conocidas para los que habíamos hecho, algunos malhecho y sufrido, el Servicio Militar y distinguíamos el sonido de los subfusiles de asalto. Recuerdo que en lo primero que pensé fue en nuestro único diputado, Javier Saenz Cosculluela, que estaba en el Congreso…”¿se lo habrán cargado? ¿cuántos habrán sido alcanzados?”…y no te cabreas, no, ni siquiera puedes definir tus sensaciones como miedo, temor, odio…es otra cosa…como una nausea.
Inmediatamente fuimos a la sede del partido en Vara de Rey en ese afán de hacer algo cuando ocurren cosas como la que estaba ocurriendo. Ibamos corriendo y en ese corto trayecto te pasa por la cabeza toda la intra-historia de los últimos años, la clandestinidad, las amenazas, las detenciones, las hostias, el miedo, sí, el mucho miedo que yo por lo menos había pasado en diferentes ocasiones…tanta lucha, tanto proselitismo, tantas discusiones, tantas reuniones… y notas que te vuelve a embargar…la nausea.
Estábamos en forma (entonces se corría mucho y siempre delante), llegamos en un saque. Floren y Tomás Montenegro ya estaban metiendo los ficheros del partido en el coche de una compañera. Recogimos los de UGT en la sede que estaba al lado y los llevamos transitoriamente a la farmacia (algún tampax habré despachado con una ficha de Carrocerías Maiso, Infitex, Bodegas Franco-Españolas…dentro, no me quiero imaginar la cara de la cliente-paciente).
Llegó el compañero médico Doctor Luis Manzanares, por primera vez sin un vacile, ni media sonrisa y pasamos a tomar un café a Las Cañas donde comentando lo ocurrido y lo que podía ocurrir, oímos, al lado, al típico bien-vestido, el comentario de rigor “se ha liado, ¡ya era hora!”. A mí me salió del alma: ”Luis, a mí no me vuelve a pisar la libertad ni dios…” (uno dice estas cosas como queriendo convencerse de lo que no lo está en absoluto) . Mientras lo decía , quizá vehementemente, no sentía rabia, ni odio ante la chulería en tus morros, era otra cosa…era la nausea. Luis Manzanares me advirtió: “Nano, las cunetas se llenaron de gente por mucho menos de lo que tú acabas de decir…”. Como siempre llevaba razón. No por decir lo que sientes logras desprenderte de esa sensación que no era impotencia, ni rabia, porque seguía ahí la jodida nausea …
En la farmacia hasta la hora de cerrar se agolparon las llamadas con unos ruidos de fondo que no dejaban lugar a dudas, Miguel Rojas y Antonio Rodríguez Basalto, alcaldes de Haro y Alfaro pedían noticias que no podías dar con semejantes ruidos tan delatores de fondo, en el Partido no había nadie, no hubo hasta tiempo después que fueron Pepita y Manolo Sainz…,y una farmacia da para todo. Miguel y Antonio se les notaba que ejercían de alcaldes, uno sólo era un puto concejal y me dio la impresión que se notaba en nuestras conversaciones, los que nos estaban escuchando lo podrán corroborar porque había más chirridos que en setiembre en nuestras veredas de vendimia…no daba indignación ni coraje saber que te tenían pinchado el teléfono, era otra cosa, como un rechazo profundo… era la nausea.
Tras cerrar la farmacia nos reunimos varios compañeros para quedar y Luis Manzanares nos vino con las noticias frescas de que en todas las salidas de la ciudad había controles de la policía nacional (ETA estaba muy activa entonces). Ya en el estanco sabíamos del bando de Valencia y los tanques en sus calles; la señora, muy atenta y conocida de Luis, le comunicó afable: “no se preocupe doctor que en la cárcel no le va a faltar tabaco, palabra de estanquera…”. Se nos siguió arreglando el cuerpo. Al salir Luis Manzanares cruzó la acera para hablar con un conocido “muy de derechas”. Al volver nos trajo más noticias.¿Qué te ha dicho?.-“Nada especial. Que no se me ocurra dormir en casa…” Aquello nos terminó de arreglar el organismo. Yo propuse ir al Ayuntamiento y me mandaron a la mierda, creo que con razón, siempre he sido excesivamente emocional pero me acordaba de la cantidad de gente que con su apoyo nos había llevado hasta allí y me dolía, bueno no era dolor, era otra cosa, una irrefrenable arcada, un gran nausea. Quedamos en reunirnos representantes de todas las Federaciones de Rama de UGT en una cafetería que cerraba tarde y dejamos aviso en los lugares habituales de reunión, generalmente bares de la zona peatonal, alguno nos cerró sus puertas pero la mayoría pasaron con complicidad y afecto el recado...
2 comentarios:
Joder Nano me has jodido, ahora vas y la dejas a medias. ¡Como me pueden gustar tanto estas historias!... Es un lujo poder conocer de primera mano las reacciones de concejales y miembros del partido en un momento tan delicado e histórico a la vez.
Yo era crío, tenía sólo 10 años, recuerdo a mis padres muy nerviosos (mi madre llorando)hablando con mis abuelos y oí que estos estaban haciendo la maleta. Pero nunca olvidaré lo que dijo un amigo de la calle, horas después de la entrada de Tejero en el Congreso:
-Ha dicho mi padre que es lo mejor que podía pasar si no puede resucitar Franco.
A seguir escribiendo que no quiero perderme la 2ª parte.
Un saludo.
Hola Nano:
Como me ha gustado leer este artículo. La historia, esa que podemos llamar "institucional" la conoce mucha gente. Pero, la intrahistoria que hacen las gentes comprometidas con nombre o sin nopmbre, en este caso con el ideal del socialismo y siempre bajo la defensa de la LIBERTAD, como no dejemos dicho lo que se hizo pasará a mejor recuerdo.
De todos los compañeros o personajes que citas, quiero recordar al desaparecido Doctor Manzanares, Manza para los amigos. Para mi era un torbellino incansable de ideas que fluían en el Café Milán,en Las Cañas, en la acera, en qué se yo que lugar . Una tras otra. Con sarcasmo, ironí y fino análisis. Yo era un joven que con responsabilidades llegadas antes de tiempo, aprendía de compañeros como él.
En el libro que escribí EL FUTURO COMENZÓ AYER, quise dejar constancia entre otras fotos, de la de este inteligente hombre. Foto que es del momento en el que él y su padre están escuchando en el Polideportivo a Tierno Galbán. La otra foto que la acompaña es en la que aparecemos P. L. Díez Macón, Urbano Espinosa tu y yo, aunque lo gracioso es que tu estás con una propaganda entre tus manos del Frenadol.
Que tiempos.
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