EL ABORTO Y LA PILDORA DEL DIA DESPUES

Cuando una compañera de blog planteó el tema de la ampliación del aborto para equipararlo a la legislación europea le escribí, más o menos, que era un tema en el que no iba a entrar porque, para mí ya era un asunto debatido y cerrado. Lo habíamos hecho en la primera legislatura socialista y ya vivimos toda aquella discusión. además, yo personalmente, sangraba por la herida y ahora con mayor razón y me explico.

Como ahora, sectores religiosos e integristas pusieron el grito en el cielo y en aquella época, los sanitarios, principalmente algunos médicos riojanos, opinaron y manifestaron su opinión, traducida, en epítetos como abortistas asesinos y otras lindezas a quienes estábamos a favor de la ley del gobierno.

En mi caso personal me empecé a sentir bastante ofendido y, a medida que surgía el tema, cada vez más. Acababa de empezar a convivir con mi pareja y pese a que nos gustaban y nos gustan los críos con locura, por diversas circusntancias, ajenas a nosotros, no pudimos tener hijos de una forma definitiva y un poco cruel, pero real y asumida por los dos como inevitable y definitiva.

Si nos fijamos, los sanitarios (médicos, farmacéuticos, enfermeras) casi no opinan en temas de esta índole. Al fin y al cabo una sanitario es una persona que trata de recuperar los valores normales en el organismo, lo que conocemos por SALUD, con los medios y las innovaciones que la investigacción pone a nuestro alcance. Aquí y en cualquier lugar del mundo donde ejerzamos nuestra profesión. Y distinguimos perfectamente lo que es una abortivo, un anovulatorio y lo que se conoce como píldora del día después. En lo que a nosotros compete hace tiempo que sabemos que estos temas son decisión personal, absoluta e intransferible de la mujer y no juzgamos ni prejuzgamos nunca, ni en esto ni en cualquier otra faceta del mundo de la salud y ,lógicamente guardamos un total secreto de cada caso porque es un derecho básico y elemental del paciente. Sabemos los riesgos de los tratamientos y los efectos de las medicaciones.

Dicho esto, cuando oigo el sonsonete de asesinos, crápulas destroza-fetos y demás vomitivos, dirigidos a quienes por principio estamos para mantener lo que se conoce como vida en todos los casos y circunstancias, allá donde trabajamos, pues no es que te alteren, desprecias la manipulación del desconocimiento que hacen algunos sectores pero ya te hartas y te das por muy aludido cuando te apuntan todas las baterías de la estupidez, de la ignoracia y de determinados intereses... Cuando éstos ya son de índole política es cuando saltas.

La pildora del día después es un gestágeno con unas acciones muy concretas y apenas riesgo de efectos ecundarios. No provoca lo que se conoce como aborto, previene y evita la fecundación en las 72 horas posteriores al coito. No es necesaria la prescripción para su uso pero sí el consejo sanitario sobre algún efecto secundario y tiene menoes contarindicaciones que los anovulatorios.

Los anovulatorios impiden la ovulación y evitan el embarazo. Son de sobra conocidos. Sí requieren la prescripción médica por las diferentes características de los organismos y la diferente composición de los mismos.

Y abortivos como tales se retiraron del mercado por precacución y problemas fisiológicos. Los hubo hasta el año 1980. Eran un par de ampollas que se usaban con determinada frecuencia y entre cuyos efectos, explícitamente expuestos, estaban los de provocar abortos. Sólo se podían expender con receta y éstas debían ser anotadas en el Libro Recetario de cada farmacia. Yo guardé aquel libro (aún lo conservo). Sus datos son absolutamente confidenciales pero no la sociología de los médicos prescriptores ni las pacientes que recibieron sus "tratamientos" y o toda la alta sociedad logroñesa que bramaba contra el aborto sufría amenorrea (ausencia de menstruación...que era una de las indicaciones de las ampollitas de marras) o tenía en mis manos la prueba de la catadura moral de la derecha logroñesa y riojana.

Y nada ha cambiado. Por eso como sanitario que trabaja para sanar a la gente, ayudar a devolver la salud a cualquier persona por encima de su condición, raza, religión o ideas políticas, a veces en condiciones muy difíciles. Porque si algo nos encanta a Merche y a mí son los niños, su sonrisa sana con la salud recuperada, porque hemos disfrutado de los hijos de todos los amigos como si fuerna nuestros y queremos a esos críos de cualquier rincón de la pobreza como algo propio...cuando a los que respetamos la decisión de una mujer sin preguntarle nada, sin prejuzgar nada, ¿quiénes somos nosotros para condenar o penalizar una decisión que hemos conocido en todos los lugares y circusntancias en todos los rincones del mundo? Nadie. Los que está en contra muchísimo menos... Cuando por eso, alguien me vuelva a llamar infame abortista, intente asustar con efectos apocalìticos de fármacos perfectamente controlados por profesionales mintiendo o vuelva a mencionar la palabra crimen...lo arrastro conmigo a cualquiera de los barrios donde voy habitualmente en el tercer mundo para que vea dónde y porqué están los crímenes de la Humanidad. Luego os lo reenvío con una fotocopia de la hoja de mi libro rectario donde figura algún miembro de su ilustre familia borrado, porque tras hacérselo tragar seguro que lo borra con su saliva.